lunes, 20 de septiembre de 2010

Presente y pasado

Mi pueblo adoptado goza de aproximadamente cuatro mil personas, entre ellas unos 25% extranjeras, la mayoría de orígen británico. Representa un cambio enorme que ha tenido lugar durante los útlimos veinticinco años. A principios de los 80, la población alacanzó a solamente 2.000 personas, casi todas naturales del pueblo. En aquellos días, habían solamente cuatro o cinco parejas extranjeras que vivían aquí, y quizás media docena más que tenían donde pasar tiempos de vacaciones.

Poco a poco se difundía por el extranjero el mensaje de que Frigiliana era un lugar especial, mágico, y como consecuencia empezó la migración hacía el pueblo, inicialmente, un reguero, entonces un chorillo y últimamente un diluvio.

Y ¿cómo reaccionaban los aguanosos (apodo de los vecinos de Frigiliana) a este cambio? Por lo mayor parte, bién. Habían sobrevivido los apuros de los años 40 y 50, pero todavía experimentaron una vida bastante dura. Cada familia tenía su terreno (y probablemente su mulo también) que cultivaban los hombres además de trabajar como obrero en pueblo costero de al lado. Sus casas eran antiguas, pequeñas, mojadas, frías en el invierno. La llegada de los extranjeros del norte de Europa, como turistas llegaba también a la zona, dinero y puestos de empleo como camareros, trabajadores hoteleros, taxistas, etc.

La cifra de turistas seguía creciendo y así nacieron las constructoras y aun más empleos. La economía de la Axarquía, como la de todas las zonas costera de España, empezó a crecer exponencialmente. Luego llegaron los primeros ‘inmigrantes’, sus maletas pandeando con dinero para conseguir una casa pintoresca - no importaba que este de baja calidad; había dinero adecuado para hacer las reformas requeridas - de los naturales de los pueblos campestres. El dinero extranjero ya les ofrecía la oportunidad de invertir en una casa moderna o un piso moderno, recien construidos y disfrutar allí de un nivel económico más elevado.

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